sábado, 12 de abril de 2014

Pinceladas

Las personas suelen ilusionarse con facilidad. No sabemos por qué pero tendemos a imaginar nuestra vida cómo dibujada sobre un lienzo, incluso solemos retratarnos a nosotros mismos en el pasado y repasar cada garabato, cada error, intentando ciegamente corregir el desastre. 

Pero como todo buen pintor que se precie sabe, hay ciertos fallos que no se pueden corregir y es por eso que se decide colocar un lienzo nuevo. Aunque quizá ya estemos cansados de pintar o tal vez echemos de menos esas partes del cuadro con las que nos quedábamos embobados, pero siempre podemos hacerlo de nuevo y, esta vez, seguro que mucho mejor. 

Sea cual se la obra que nos propongamos pintar, por imposible que parezca o improbable que resulte, es nuestra oligación personal no mejorar el pasado, ya que eso es imposible, ni pretender controlar 
el futuro, ya que eso es improbable, lo único que deberíamos hacer es cuidar el presente, y sentir cada trazo del pincel cómo si fuera el último que pudiéramos dar.

A mi, personalmente, me gusta bastante pintar. No lo hago muy a menudo ni soy demasiado cuidadoso cuándo practico pero, sé que en cierta manera siempre voy aprendiendo un poco más y ojalá algún día pinte algo de lo que esté verdaderamente orgulloso, pero no es bueno obsesionarse, me han dicho, así que mejor ir pasito a pasito.

No hay comentarios: